martes, 29 de enero de 2008

Arte poética

Decía Blas de Otero en su poética de En castellano:

Escribo
hablando.

Siempre he pensado que se trata de una de las afirmaciones más tramposas que he leído. No hay mayor artificio que la naturalidad. En este sentido, recuerdo que leí no sé dónde una declaración de Sánchez Ferlosio en la que recordaba que cuando estaba escribiendo El jarama grabó una serie de conversaciones de personas que estaban en el espacio real donde transcurría su novela con la intención de reproducir con veracidad unos diálogos reales. Pues bien, cuando se dispuso a transcribirlos se dio cuenta de que los comentarios de los interlocutores eran bastante ininteligibles, además de inverosímiles, así que tuvo que optar por inventar unos diálogos reales.
Que el arte tenga que inventar lo real tiene implicaciones de mucho calado. Pocos resultados son más retóricos que la naturalidad.

sábado, 26 de enero de 2008

El diario de la felicidad

Quizá el nombre de Nicolae Steinhardt les diga muy poco a los lectores españoles. No es extraño, pues ni en su propio país fue muy conocido mientras vivió. Sólo dos años después de su muerte, ocurrida en 1989, llegó a ser conocido en Rumanía gracias a la publicación de El diario de la felicidad.
Este judío agnóstico -coetáneo de Eliade, Ionesco y Cioran- nació en Bucarest en 1912. Después de algunos intentos infructuosos por acercarse al judaísmo y de sufrir todas las humillaciones a las que fue sometida su comunidad por los nazis, su carrera literaria y su trabajo de abogado se vieron truncados por la censura del gobierno comunista, que en 1959 llegó a condenarlo a doce años de trabajos forzados por participar en unas reuniones literarias en las que se debatía sobre literatura y filosofía.
La experiencia de la cárcel fue de una importancia capital, como no podía ser de otra manera. Allí, en la cárcel de Jilava, se convirtió a la fe ortodoxa y fue bautizado por un monje en presencia de dos sacerdotes greco-católicos. Allí, donde él mismo se veía como un viejo fracasado, conocerá la tortura, el sufrimiento, el dolor, la traición, todo lo que de mezquino hay en la condición humana. De allí, sin embargo, salió regenerado: nació a la fe.
Liberado en 1964 gracias a una amnistía, y después de varios intentos fallidos de rehacer su vida, quiso hacerse monje. No lo logrará hasta cumplir lo sesenta y ocho años, en 1980. El lugar: el monasterio ortodoxo de Rohia, en Transilvania, donde moriría en 1989, poco antes de la caída del muro de Berlín.
El Diario, que publicó Ediciones Sígueme a finales del año pasado, fue terminado por Steinhardt en 1972. El libro es un documento estremecedor de las atrocidades sufridas y vividas por el autor en una sociedad comunista que anula toda libertad individual. El autor expone en la narración tanto sus reflexiones sobre la historia moderna de Rumanía, como el proceso de tranformación interior que le conduce a abrazar el cristianismo. El resultado es una escritura autobiográfica que afirma el valor del individuo en medio de la barbarie:

"En la pequeña celda de Zarca, solo, me arrodillo y hago balance. Entré en la cárcel ciego y salgo con los ojos abiertos; entré mimado y caprichoso, y salgo curado de ínfulas, aires de grandeza y caprichos; entré insatisfecho y salgo conociendo la felicidad; entré nervioso, irascible, sensible a las minucias y salgo indiferente; el sol y la vida me decían poco, ahora sé saborear un trozo de pan, por pequeño que sea; salgo admirando por encima de todo el valor, la dignidad, el honor, el heroísmo; salgo reconciliado: con aquellos a los que he hecho mal, con los amigos y los enemigos, incluso conmigo mismo".

domingo, 20 de enero de 2008

La loca de Chillán

Ya conocemos a los finalistas que optarán al Premio Fundación José Manuel Lara que se fallará el próximo ocho de abril: Javier Calvo (Mundo maravilloso), Aquilino Duque (La loca de Chillán), Belén Gopegui (El padre de Blancanieves), Almudena Grandes (El corazón helado) y Javier Pérez Andújar (Los príncipes valientes).

Me alegraría mucho que el premio fuese para Aquilino, pero tengo mis dudas al respecto, pues si los miembros del jurado se deciden por una novela que se venda bien (o que ya se haya vendido muy bien), la de Aquilino está en desventaja.

Méritos no le faltan a La loca de Chillán para ser la mejor novela de todas. En la pasada feria del libro de Sevilla la presentamos Enrique Baltanás y yo ante un escaso auditorio. No me acuerdo de por qué tuvimos que hacerlo por la mañana, pero sin duda ello fue la causa de la poca asistencia al acto. En fin, habrá que esperar y tener confianza. Cruzamos los dedos.

sábado, 19 de enero de 2008

El factor Einstein

El pasado jueves presentamos en la librería la última novela de Andrés Pérez Domínguez, El factor Einstein, publicada por Martínez Roca. Después del paréntesis de la Navidad, ha sido la primera presentación de este año y, al igual que ocurrió cuando presentamos La clave Pinner, su novela anterior, el éxito ha sido rotundo. La sala se llenó con un público fiel y entregado, participativo. La presentación corrió a cargo de Cristóbal Cervantes, conocido periodista de Punto Radio, quien al elegir el formato de entrevista que tan bien domina consiguió convertir la sala en un estudio de radio con gran maestría. De este modo, pudimos asistir a una originalísima presentación en la que el protagonismo recaía enteramente en Andrés y en su novela.
Andrés es un novelista muy especial. Se le ve disciplinado, aplicado, con la suficiente ambición para saber qué terreno pisa en cada momento y qué le conviene en su carrera de escritor. Apuesta sin complejos por la novela de entretenimiento y reivindica las historias de espías ambientadas en la segunda guerra mundial.
Por supuesto, sus novelas son de personajes retratados con la pericia de un buen narrador. Hoy he empezado El factor Einstein y estoy convencido de que me esperan más de cuatrocientas páginas de gozo literario.

jueves, 17 de enero de 2008

La paradoja

Dios es omnipotente y, por tanto, no podemos concebir que su voluntad pueda ser deshecha por el hombre. Y, sin embargo, también somos responsables de nuestra condena o salvación.



miércoles, 9 de enero de 2008

Experiencias de soldados

El otro día leí en la prensa una noticia que me resultó muy curiosa. El nieto de un soldado inglés que participó en la primera guerra mundial está publicando en un blog las cartas que su abuelo había escrito desde el frente.
Lo mejor de todo es que el nieto, un profesor de informática llamado Bill Lamin, las está publicando en el mismo día en que fueron escritas, con lo que se consigue dar la impresión de conocer "en tiempo real" los hechos que se narran. Por lo visto, el blog (WW1: Experiences of an English Soldier) tiene una audiencia extraordinaria y recibe comentarios desde diversas partes del mundo, pues son muchos los interesados en conocer las peripecias de este soldado inglés que se hace llamar Harry.
Leyendo sus cartas convertidas ahora en una bitácora por su nieto, podemos saber que Harry se llama William Henry Bonser Lamin, que nació en 1887 en Awsworth Notts, que con veintinueve años se enroló en el ejército, y que estuvo destacado en el frente italiano.
El "blog" de Harry nos conduce de manera inevitable a hablar de otra bitácora avant la lettre, escrita ahora por un soldado alemán que al estallar la primera contienda mundial se alistó en un regimiento de fusileros enviado al frente francés: Jünger. Su diario Tempestades de acero permite también ser leído como si de un blog se tratara, además de como una excelente novela épica.
En otra ocasión hablaré de Jünger, pero ahora no puedo olvidarme de un memorable capítulo de su diario en el que describe cómo era la lucha cotidiana en las trincheras. No creo exagerar si digo que quizá no haya sido igualado por ningún manual de historia.

sábado, 5 de enero de 2008

Pascal Quignard (II)

Hablaba ayer de dos libros de Quignard editados por Funambulista y aludía a un tercero que sigue agotado desde hace unos pocos años. Me refería, como alguno habrá adivinado, a Todas las mañanas del mundo. Esta novela corta fue publicada por Debate en 1992 coincidiendo con el estreno de la película de Alain Corneau. La traductora no era otra que la célebre Esther Benítez.
Pues bien, al poco de editarse La frontera y La lección de música le escribí un correo a Enrique Redel para conocer si tenían la intención de publicar el libro agotado de Quignard. El momento era propicio por dos motivos principales: el estado de la obra y el hecho de que Debate acababa de anunciar que dejaba de editar ficción para centrarse en el ensayo. Enrique no quiso entonces comprometerse, pero me respondía que podía haber alguna sorpresa. Ésta me llegó, a mi pesar, en mayo, cuando Enrique nos escribía a todos los libreros un correo en el que expresaba su decisión de abandonar la editorial.
Por suerte, su silencio fue breve, ya que después del verano un nuevo sello editorial llamado Impedimenta llegaba a las librerías con la misma calidad que su anterior iniciativa.
De nuevo, habrá que volver a insistirle sobre la necesidad de que en el catálogo de Impedimenta incluya esa obra de Quignard.

viernes, 4 de enero de 2008

Pascal Quignard (I)

Hace unos tres años Enrique Redel y Max Lacruz (hijo del escritor barcelonés Mario Lacruz) crearon la editorial Funambulista. Inaguraban el catálogo con Lolita, obra escrita por un raro escritor alemán llamado Heinz von Lichberg cuarenta años antes de la homónima de Nabokov. Poco después empezaron a editar algunas obras memorables de Henry James -cuyas ediciones se han convertido en pequeños éxitos editoriales-, Wilkie Collins, Sterne... hasta recuperar El castillo alto, las memorias de juventud de Stanislaw Lem, o Hector de Sainte-Hermine, de Alejandro Dumas.
Del catálogo de Funambulista quiero destacar dos títulos de Pascal Quignard que me hicieron albergar la esperanza de ver reeditado un tercero que lleva agotado en España desde 2001 aproximadamente. Los relatos a los que me refiero son La frontera y La lección de música. El primero está ambientado en el Portugal del siglo XVII y narra una truculenta historia de amor y venganza entre un oficial francés y una bella dama portuguesa. El segundo se compone a su vez de tres relatos que asedian desde distintos puntos de vista el misterio de la música y la voz humana.
Del primer libro citado voy a copiar unas frases dichas por el rey Pedro de Portugal a dos ilustres invitados:
"La sombra de las flores trepa por la balaustrada pero no las propias flores. Ellas se quedan a sus pies, en los tiestos. El hombre anda perdido en sus deseos como nuestras carabelas en los nuevos mundos. Como está perdido en su sueño aquel que sueña".
Del segundo, una guinda como esta:
"La muda [de la voz] se produce a los trece o catorce años en los muchachos y entre los cuarenta y cinco y los cincuenta y cinco años en las mujeres, de una forma más o menos apreciable. Podemos definir la muda masculina de la siguiente forma: enfermedad sonora que sólo se cura con la castración" (la cursiva, por supuesto, es mía).
Que en ambos relatos la emasculación aparezca siempre como una obsesión (recordemos que en La frontera el señor de Jaume es mutilado por Luisa de Alcobaça en venganza por la muerte de su marido) nos lleva a concluir que la pérdida de los atributos masculinos es la solución para conjurar el mal: en un caso, el motor de la acción será la venganza; en el otro, la vuelta al paraíso perdido de la infancia.