lunes, 27 de octubre de 2008

Pequeñeces

A mi hija mayor, Claudia, esta tarde se le ha caído un diente. Veníamos de celebrar el cumpleaños de una amiga de su colegio y, mientras me disponía a atender un asunto cotidiano, me llamó alarmada y contenta por la pérdida. La noche entonces ha dado un giro en su argumento y nos ha obligado a repetir el rito de todas las infancias desde hace un siglo: antes de acostarnos hemos guardado el diente debajo de su almohada y, en un platito en el suelo junto a la cama, hemos dejado un poco de queso para el ratón Pérez. Sé que lo que voy a decir no es nada nuevo, pero querer ser original es de soberbios. Mientras preparaba todo a escondidas de mi hija -regalo incluido- me sentía como un nuevo actor que interpretaba un guión escrito por el Padre Coloma. El escenario: el tiempo sin tiempo de mi hija.

domingo, 19 de octubre de 2008

Meditación y pesca

Leo en el último número del ABCD las artes y las letras una encendida defensa de la meditación a cargo de Andrés Ibáñez. El artículo, escrito a raíz de la publicación del libro de David Lynch Atrapa el pez dorado (Mondadori), nos propone que la meditación -que suele provocar entre los medios de comunicación una paternal risita- será lo siguiente. Una nueva forma de conocimiento de la naturaleza humana.
El libro de Lynch, cuyo título original es Catching the Big Fish, narra su experiencia después de dedicarse a la meditación durante más de tres décadas. Cuenta además los beneficios que esa práctica le ha reportado en su creación artística y cómo la aprovecha en su faceta creadora, ya sea en el cine, la televisión o el diseño.
Tanto en el artículo como en el libro asoma de manera más o menos explícita la idea de que la meditación es una práctica que, a pesar de ser milenaria, no es nada común. Igualmente, se soslaya la praxis cristiana de la misma, como si no existiera una tradición de meditación occidental y cristiana o fuese exclusiva de los monjes y eremitas.
Muy acertada me parece, en cambio, la metáfora de Lynch: sólo buceando en nuestro interior podremos capturar (o pescar) ese pez de las ideas.

sábado, 11 de octubre de 2008

Cumpleaños

Hoy que es mi cumpleaños me acuerdo de aquello que una vez le oí decir al humorista Gila: lo malo de no cumplir años es que te mueres.

jueves, 9 de octubre de 2008

Millás y el Nobel

Invitado por Seix Barral, asistí hoy a un encuentro de libreros sevillanos con Juan José Millás. En realidad, como el propio autor nos recordaba en sus breves palabras de bienvenida, nos dábamos cita allí todos los elementos que formábamos parte de la cadena del libro: el escritor, el editor, el distribuidor y el librero. También, por supuesto, el lector: todos lo somos.
Elena Ramírez, su editora, nos presentó -con la pasión que comunica en todas sus apuestas- el último libro de Juanjo, Los objetos nos llaman, una colección de cerca de ochenta cuentos dividida en dos secciones, "Los orígenes" y "La vida", que se pondrá a la venta a finales de este mes.
Urbanos y breves -muchos no ocupan más de tres folios- los cuentos recogidos en el libro abordan desde distintas perspectivas lo fantástico que aflora en nuestra vida cotidiana. He leído ya algunos al azar y me han gustado. Se nota que Millás domina el género: ni sobra ni falta nada. Y se entra en el meollo desde la primera frase. Una muestra, en el cuento titulado Mañana moriré:

No sé en qué momento de la jornada me di cuenta de que, aunque para los demás era miércoles, para mí era jueves, pero me había ocurrido otras veces y no le concedí importancia alguna. Hay semanas que uno quiere acortar y lo soluciona suprimiéndoles un día. El problema surgió el sábado. Los sábados, mi mujer y yo solemos ir al cine y cenar. A veces llamamos a un matrimonio amigo y vamos juntos. Por la mañana sugerí a mi esposa que telefoneara a los Gutiérrez, para salir esa tarde. Ella me contestó que era viernes. No dije nada, pero me quedé desconcertado. Trabajo en casa, hago programas informáticos y tengo poca relación con el mundo exterior, por lo que tiendo a desconfiar de mis percepciones. De modo que antes de que mi mujer se fuera a su trabajo (es jefa del departamento de divisas de un banco) bajé a comprar el periódico y comprobé en su cabecera que era sábado.
-Mira el periódico -dije abandonándolo sobre la mesa de la cocina, donde ella estaba desayunando.
-¿Qué tengo que mirar?
-El día que es.
-Viernes quince de octubre.
Me acerqué, miré la fecha por encima de su hombro y vi que tenía razón. Pero cuando se marchó, al volver a mirarlo, vi que ponía sábado 16 de octubre. Comprendí que cuando el periódico lo leía ella era viernes y cuando lo leía yo era sábado [...]

Éste y algún otro que he leído me recuerdan al mejor Cortázar, de quien hablamos durante el cóctel. En realidad, he de reconocer que siempre que hablo de cuentos termino citando al argentino porque para mí es uno de los mejores.
Durante la tertulia, el móvil de Elena no dejaba de sonar. Cada pocos minutos recibía noticias de cómo iba la concesión del Nobel de Literatura (la esperanza de que recayera en un autor de su fondo editorial la tenía muy alerta). Finalmente, se le concedió a Le Clézio, autor editado en España por Tusquets. Ahora que ya conoce una ruta en tren hasta Estocolmo, Pere Gimferrer -al que no le gusta mucho viajar en avión- está preparado para ser el elegido en cualquier otra ocasión.

lunes, 6 de octubre de 2008

Ars canendi

Según recogía Charles Brett, otro gran contratenor inglés, tras una actuación en un lugar de Francia, una señora se acercó al ilustre contratenor Alfred Deller y le preguntó en inglés: "Are you an eunuc?" ("¿Es usted un eunuco?"). Y el cantante le contestó: "No, I am unic!" ("¡No!: ¡Yo soy único!").
Escuché la anécdota hace unos meses contada por Arturo Reverter en su programa de Radio Clásica, Ars canendi. Hoy la he leído -y escuchado- en el disco que acompaña al libro que acaba de publicar Alianza Editorial: El arte del canto. El misterio de la voz desvelado, un pedagógico ensayo escrito por este conocido crítico para deleite de todos los aficionados al universo de la voz cantada.
La estructura del libro está inspirada, en gran medida, en el propio formato de su programa: una vez situados de forma clara en las peculiaridades de una determinada voz, o después de que nos hayamos familiarizados con la terminología vocal, Reverter pasa a ilustrar sus comentarios con unos pasajes musicales que vienen registrados en el disco.
Si gracias a su programa un servidor empezó a oír términos como filado, sfumatura, canto spianato, portamento..., ahora podré aprehenderlos de forma más cabal.
Para terminar, cuatro capítulos dedicados a subrayar las principales aportaciones de Mozart, Verdi, Wagner y Strauss.
Una delicia.

sábado, 4 de octubre de 2008

Profesión

(A Carmen y Maribel)

Quienes trabajamos en una librería tenemos muy claro que, sin perder de vista la perspectiva del comerciante, lo nuestro es algo más. En qué consista ese algo ya es otra cuestión. Pero, por más que se empeñen ciertos ejecutivos en tratar el género como si fueran cajas de leche, nuestra mercancía tiene alma.