lunes, 31 de diciembre de 2007

Balance II

Algunas lecturas

De nuevo, García Montero, al que ya había leído (mal) y al que quise volver este año por varios motivos: Tusquets publicaba en octubre de 2006 su poesía completa hasta 2005; en enero Luis presentaba el volumen en nuestra librería y luego en mayo aceptó nuestra invitación para venir a firmar en nuestra caseta de la feria del libro. Al releerlo, he podido comprobar que se equivocan quienes reducen a García Montero a un poeta de la experiencia. Su poesía aglutina elementos de tradiciones poéticas opuestas. Al hablar con él, me alegró compartir su afición por la poesía española del dieciocho, en especial Meléndez Valdés, y el que para mí es uno de los grandes: Cienfuegos.

Otro cantar, de Jaime García-Máiquez. Cada vez leo menos poesía de autores jóvenes. Los poemas de este libro, sin embargo, me han descubierto a un gran poeta. La gracia y la profundidad de estos versos me recuerdan a Machado (por supuesto, a Manuel).

El fin de la magia, de Juan Lamillar. Es injusta la poca atención que recibió este libro cuando apareció. El tiempo dictará su lección y colocará a su autor entre los mejores poetas de su generación.

La ofensa, de Ricardo Menéndez Salmón. Meses antes de que apareciera el volumen, Elena Ramírez -directora editorial de Seix Barral- ya me había avisado de la calidad de esta novela. Me gustó mucho. Su protagonista, Kurt (y podemos pensar en el Kurtz de El corazón de las tinieblas) viaja también al corazón de la barbarie en la segunda guerra mundial. Por fin un escritor que es capaz de contar una gran historia sin necesidad de endosarnos centenares de páginas.
La razón y otras dudas, de José Mateos. Pienso que el modelo tomado (Juan de Mairena) no le hace bien a su lectura. Pero sólo por las felices disquisiciones poéticas de la segunda parte merecería la pena releer el libro de este gran poeta.

El odio a la música. Diez pequeños tratados, de Pascal Quignard. Interesantes reflexiones de alguien que, sobre todo, ama la música: "Interrogo los lazos que mantiene la música con el sufrimiento sonoro".
Pensamientos de Pascal. Lo leí muy joven, cuando apenas lo entendía. Este año he vuelto a leerlo. Decir que con él he aprendido a conocer cuáles son los límites de la condición humana ya es bastante. Al mismo tiempo, su relectura me ha abierto un camino nuevo.

Invitación al asombro, de Esther de Waal. Fue un amigo quien me habló de esta obra publicada por Ediciones Sígueme. El subtítulo del libro es elocuente: "El arte de la mirada espiritual". La autora nos propone, tomando como base la regla de san Benito, la idea del retiro: dedicar un tiempo a estar solo, ver con el ojo interior, comprender la realidad del silencio. Su lectura ha sido un feliz encuentro con la parte más trascendente de nuestro ser.

domingo, 30 de diciembre de 2007

Balance I

Termina 2007 y un nuevo año nos espera.
Este que acaba ha sido un año de adaptación a un nuevo ritmo de trabajo. Lo más importante, sin duda, ha sido el nacimiento de Jimena, mi segunda hija.
Como creo mucho en las coincidencias -algún día hablaré de cómo me persiguen con determinados escritores que admiro-, no dejo de pensar en el hecho de que mis dos hijas han nacido un día 2, en abril la primera y en septiembre la segunda. La coincidencia no termina ahí, pues ambos meses ocupan el cuarto lugar del año (abril, si contamos desde enero hacia adelante, y septiembre si lo hacemos desde diciembre hacia atrás). Estoy convencido de que estos equilibrios numéricos -¡ay, Pitágoras!- unirán en algún destino común sus vidas.
Para Cirlot, el dos simboliza el primero de los núcleos materiales, la naturaleza que se opone al creador, la luna frente al sol. El dos es, por tanto, el número de la Magna Mater. El cuatro es el símbolo de la tierra, del espacio terrestre (recordemos los cuatro puntos cardinales) y de la organización racional. No sabemos si ambos números regirán sus vidas permanentemente, pero me gustaría pensar que entre ellas hay un hilo invisible que las protegerá.

viernes, 28 de diciembre de 2007

"Libro de visitantes"


Hace pocos días, llegó a la librería la última entrega de Jiménez Lozano, el Libro de visitantes, publicado por Ediciones Encuentro en la colección que dirige Guadalupe Arbona. Se trata de un librito muy recomendable en Navidad, pues relata con especial delicadeza los acontecimientos que rodearon el nacimiento del Niño Dios.
Con su inconfundible estilo, mezcla de crónica y de relato oral, y recurriendo al tópico del traductor-editor de un viejo manuscrito encontrado por un viajero inglés de finales del siglo XIX en la biblioteca del Monasterio del Monte Athos, el autor (o, en este caso, el traductor y editor) cuenta con primorosa elegancia los hechos ocurridos en Belén en tiempos de César Augusto, desde la búsqueda de alojamiento hasta la huida a Egipto, pasando por la adoración de los pastores y los Reyes Astrólogos.
Los personajes del relato están humanizados con maestría: el posadero, la disponedora, el señor Rubén (el vigilante), el romano censor, los dos muchachos que roban un gallo... hasta incluso la asnilla, que habla como si de un personaje de fábula se tratara.
De todos los elementos que conforman la narración, el que quizá nos llama más la atención, por su descarado anacronismo, sea la inclusión de cuatro filósofos entre los visitantes: Spinoza, Pascal, Descartes y Hegel. Estos cuatro visitantes, que vienen de Occidente (a diferencia de lo Reyes Magos) funcionan en el relato como antítesis de lo vital encarnado en el Niño:

“Enredan una palabra a otra como se enredan las madejas, y nunca se sabe adónde puede llegar la soga que han liado”.

A nadie se le escapa la proyección que en la obrita tiene la búsqueda que inicia un comerciante griego para encontrar el “lienzo de lino finísimo” en el que el Niño había sido envuelto. ¿Cómo no reconocerse en este mercader que anda buscando esa luz que alumbra al mundo y dejó en el lienzo su reflejo?

martes, 25 de diciembre de 2007

El hábito hace al monje

Acabo de llegar de la Misa del Gallo, propiamente una misa de vigilia (aunque en muchas parroquias se está dando a las nueve de la noche, supongo que por motivos de seguridad). El ambiente era familiar y, cosa rara en una parroquia de barrio, se respiraba un cierto aire de distinción.
Antes de la celebración, una vecina a la que acompañaba me enseñó las distintas dependencias de la iglesia. En un lateral accedimos a la sacristía, donde también se veneraba al Santísimo. Después de presentarme al párroco diocesano, me llevó a otro lugar de la iglesia donde conocí a cuatro señores de pelo cano que, por ir con sotanas blancas, confundí con miembros de alguna congregación que habían venido a oficiar la misa. En realidad, se trataba de un grupo de seglares del barrio que colaboran habitualmente en los oficios eucarísticos.
He llegado a pensar que en este caso concreto el hábito sí hacía al monje, pues vestidos con la sotana no dejaban entrever ningún elemento discordante. Todo encajaba: los gestos, la manera de andar, de moverse... Incluso cuando, acabada la misa, los volví a ver con ropa de calle, mi asombro no disminuyó al comprobar que todavía conservaban el mismo aspecto de cura.

viernes, 21 de diciembre de 2007

"Variaciones" sobre Goldberg

Acabo de adquirir el último número de la revista Goldberg, dedicado esta vez a Domenico Scarlatti, célebre sobre todo por sus sonatas para tecla. Diez años después de la aparición del primer número de la revista, allá por septiembre de 1997, sigue conservando la misma calidad en sus contenidos y en la presentación, con bellas ilustraciones de época, excelentes fotografías de los artistas entrevistados y un alto nivel en las firmas colaboradoras.
Pocas revistas en general podrán presumir de cumplir su décimo aniversario en el mismo estado de forma que ésta. Durante ese lapso de tiempo dos han sido los cambios más significativos que ha experimentado: dejó de editarse en edición bilingüe español-inglés (ahora se publica en inglés y en español en ediciones separadas) y pasó de ser trimestral a bimestral. Las otras modificaciones han consistido en el aumento del número de reportajes de fondo y en una mayor rigurosidad en la puntuación dada a los discos reseñados, o al menos eso declararon cuando anunciaron que prescindirían de puntuar por debajo del cuatro. Con todo, hemos de reconocer que quizá sea éste el aspecto más controvertido de la publicación, pues no pocas veces he sospechado que algunas recensiones son un capítulo más de la campaña de promoción de la obra en cuestión.
De todas formas, como digo, los aficionados a la música (antigua) tenemos que estar contentos por contar diez años con Goldberg. Que, además, la revista sea española, nos anima a tener esperanzas sobre el futuro de la música en nuestro país.

viernes, 14 de diciembre de 2007

Bálsamo divino

En un día como hoy de 1591 murió, en Úbeda, San Juan de la Cruz.
¡Cómo no acordarse de El mudejarillo de Jiménez Lozano!

Homenaje: lectura en voz alta del Cántico.

Recuerdo: 1991 en la Facultad de Filosofía y Letras de Cádiz. Cuatrocientos años después de la muerte del santo. Charla-coloquio en el aula magna en torno a la figura del poeta. Participaban Domingo Ynduráin, Cristóbal Cuevas y un carmelita cuyo nombre no me viene a la mente. Hacía pocos días que yo había leído la edición de la Poesía de San Juan, ampliamente comentada por el profesor Ynduráin. Como disentía de algunas interpretaciones que hacía de dos o tres pasajes del Cántico, me preparé un par de preguntas para dirigirle en público. Al final, por pudor, no las formulé. Se quedaron anotadas en un papel que guardaba en una carpeta.
Uno de los pasajes a los que me refería está en la cuarta estrofa. Dice así:

"¡O bosques y espesuras
plantadas por la mano del amado!,
¡o prado de verduras
de flores esmaltado!,
dezid si por vosotros ha passado."

Pues bien, el profesor Ynduráin se negaba a reconocer en la naturaleza (los bosques y espesuras) la mano del amado-Dios. Calificaba de pintoresca -si era fruto de la invención del poeta- tal designación, y argumentaba que no se encontraba formalizada en textos bíblicos o patrísticos.

San Agustín (Confesiones X,6,9): "Entonces dije a todas las cosas que por todas partes rodean mis sentidos: Ya que todas vosotras me habéis dicho que no sois mi Dios, decidme por lo menos algo de Él. Y a una sola voz clamaron todas: Él es el que nos ha hecho" .

miércoles, 12 de diciembre de 2007

Nacimiento poético

- Poesía simbolista francesa, edición de Manuel Álvarez Ortega, Akal. Con este libro, editado en 1984, nací para leer poesía,que es una de las maneras más honradas (no la única) de ser poeta. La otra forma de llegar a serlo se consigue, evidentemente, escribiendo buena poesía.
Al descubrimiento del símbolo como materia esencial de la poesía (si no hay símbolo, no hay obra de arte) se unió el conocimiento de algunos de los mejores poetas que no he dejado de releer: Baudelaire, Verlaine, Mallarmé, Laforgue.
Al final del libro, unas notas biobibliográficas que leí en innumerables ocasiones. Las vidas de estos poetas -recordadas aquí casi como las Vidas de los trovadores provenzales- me sedujeron por su mezcla de obstinación, fatalidad,
precocidad, talento...

Cantata BWV 133

"Ich freue mich in dir". Se trata de una cantata destinada para el tercer día de Navidad. ¡Cómo podremos soportar la contemplación de Dios cara a cara! El temor ante tal visión será tal que sólo podremos soportar su faz en la figura del niño Jesús. He escuchado la versión que poseo en mi discoteca: Leonhardt-Consort, en Teldec. ¡Lástima que la parte de contralto esté interpretada por ese cantante tan poco de mi gusto: René Jacobs! Tiene un timbre feo y estridente en las notas altas. Menos mal que su labor como director barroco es muy meritoria.