domingo, 11 de enero de 2009

Robinson Crusoe

Hoy he empezado la lectura de Robinson Crusoe traducido por Cortázar. Entre las distintas lecturas que llevo me gusta intercalar algún clásico olvidado en la adolescencia. Como ocurre a menudo con estas obras, es tan conocida la historia que uno ya no se acuerda si la leyó (íntegra o resumida), la escuchó, la vio o un poco de cada cosa. Pero conviene volver a (re)leerla.
Coetzee, que le tributó un irónico homenaje en Foe, nos plantea un tema interesantísimo a la luz de la teoría antropológica de la poligénesis: ¿qué pasaría si la humanidad hubiera sido creada en dos tiempos distintos en el Nuevo y el Viejo Mundo? ¿Cómo afectaría esto a la causa principal del colonialismo: llevar la palabra de Dios a unos pueblos que quizá no necesitaban ser redimidos? Según el escritor sudafricano, Defoe complicó la cuestión al convertir a los amerindios en caníbales y, por tanto, en inaceptables para nuestra comunidad. En el fondo, Defoe está llevando el asunto por un derrotero muy peligroso que desemboca en la catalogación de razas superiores e inferiores, origen de abominables teorías racistas.
Veremos cómo vamos interpretando la novela.

2 comentarios:

Andrés Pérez Domínguez dijo...

Con Robinson Crusoe pasa como con La isla del tesoro o Los tres mosqueteros, que mucha gente dice que las ha leído pero en realidad le pasa es que dices, Rafael, que les suenan vagos picoteos sobre la historia. Y muchos están convencidos de su lectura. Me consta que sí.
Curiosa reflexión la de Coetzee. No la conocía. Es interesante.
Un abrazo,

Mery dijo...

Es interesante cómo te estás planteando la relectura de este libro, lo que me confirma una vez mas que cada etapa de la vida tiene sus interpretaciones, que no siempre estamos en el momento adecuado para asimilar ciertas obras; que el ser humano crece y evoluciona y, se supone, se hace mas sabio.
A ver qué nueva luz ves ahora.
Un abrazo