¡Qué vergüenza ajena sentí ayer cuando la ministra de Igualdad (
sic) se dirigía a los miembros, miembras y membrillos de una comisión parlamentaria! El homicidio lingüístico de Bibiana Aído no es una anécdota ni un
lapsus (esto no se lo cree nadie). Estos palabros son dichos a conciencia por multitud de cursis que, por desgracia, son legión. A mí se me atraganta la mayoría de las comunicaciones oficiales que recibo del colegio de mi hija mayor, de mi ayuntamiento o de cualquier otro organismo público. Leer un texto tropezando continuamente con barras para distinguir oes y aes es una condena que ni el propio Dante habría imaginado.
3 comentarios:
Pues me parece que esto es lo que nos queda, porque esto se está convirtiendo en una merienda de gente de color a todos los niveles
¿Y de qué color es la gente?
Menos mal que disfrutamos de tu presencia al menos por aquí!!! Que te echamos de menos!!! Un beso.
Me encanta lo de "membrillos". Merluza es lo que es la ministra, y no me refiero a la miembra o hembra del pescado.
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